2. La neurociencia del TDAH
El TDAH es un trastorno predominantemente genético. Los estudios de investigación sugieren que el TDAH es genético en un 70% y, por lo tanto, suele ser hereditario. El 30 % restante del riesgo de presentar el TDAH es ambiental. Los niños con un alto riesgo genético de presentar el TDAH tendrían que crecer en un entorno poco estructurado y de baja sensibilidad para expresar plenamente el trastorno. Por lo tanto, el TDAH no es consecuencia directa de una mala crianza ni de la situación socioeconómica.
Los riesgos genéticos del TDAH crean diferencias cerebrales tanto estructurales como funcionales que, en general, reducen la eficiencia del cerebro. Estas diferencias incluyen diferencias estructurales importantes en la densidad de la sustancia blanca o diferencias funcionales en la corteza prefrontal.
Los neurotransmisores más importantes implicados en el TDAH son la dopamina, la serotonina y la noradrenalina. Los estudios han demostrado que un exceso de recaptación en la hendidura sináptica reduce la cantidad de dopamina disponible para regular el comportamiento y las emociones.
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